La mujer de las falenas.

Este relato está inspirado en esta sugerente ilustración de Luisa Olguín, miembro de la Cofradía Triple C. Fue mención especial en Agosto de 2013 en Esta Noche te Cuento.


      La mujer que se iluminaba por dentro caminaba siempre desnuda y envuelta en una nube de polillas. Dicen que había sido una muchachita normal, pero un día, sin saberse el cómo ni el porqué, amaneció emitiendo aquella luz intensa que atraía a los insectos y quemaba los tejidos. Con los años se había acostumbrado a vivir sin pudor y hasta sin palabra, pues en cuanto abría la boca comenzaba a atragantarse con sus mariposillas. Y así, con su mudez impuesta, la desdichada pasaba las noches insomne a causa de su propia claridad, y los días buscando, sin que nadie pudiese saber lo que buscaba. Abría y cerraba los cajones. Entraba en la iglesia y en el ayuntamiento. Subía a los árboles, con su enjambre de falenas a cuestas, para husmear en los nidos de los gorriones. Jamás descansaba.

     Aquella noche me la encontré registrando mi propio jardín. En medio del silencio y los insectos se podía escuchar claramente cómo sollozaba quedito. Mirándola allí, tan desnuda y frágil, se me ocurrió la feliz idea: me acerqué extendiendo el dedo índice, pulsé con firmeza en su ombligo, y con un leve ¡click! la mujer se apagó de inmediato.

     —¡Lo has encontrado! —exclamó alborozada. Y me besó muchas veces sin quemarme, como cuando éramos novios, mientras las polillas huían revoloteando hacia las farolas del pueblo.

El último farero de Bell Rock

(Hace 200 años, los escoceses construyeron un faro mar adentro. Su base solo es visible cuando baja la marea.)

  Cuentan que trabajaba allí para superar el pánico al agua que padecía desde niño. Pero la vio nadando desde la linterna, y a partir de entonces, cuando el temible Mar del Norte llegaba al primer piso, abría la ventana para acariciar sus escamas.

     Dicen que la sirena tenía demasiado miedo al aire para alcanzar tierra firme, pero al alejarse arrastrada por las olas suplicaba: "Arrójate". Que pasaron muchos años amándose solo durante la pleamar, hasta que una mañana encontraron sus cadáveres ancianos tendidos sobre la roca. Nadie sabe si saltó al fin y la sirena arrastró su cuerpo ahogado para expirar juntos, o fue ella quien no quiso desprenderse de su cuello, y viéndola asfixiada entre sus brazos el infeliz se precipitó al océano.

    En Arbroath aseguran que vencieron al miedo mucho antes, y vivieron juntos entre mar y tierra hasta que sencillamente llegó su hora. Y mirando hacia la luz de Bell Rock, hoy tristemente automatizada desde una lejana central en Edimburgo, se consuelan pensando que, suceda lo que suceda, el amor siempre nos permitirá respirar en un mundo irrespirable.

Norma Jean es de cristal.



     Mi ídolo es Marilyn: por eso imito a Norma Jean cuando actuaba como si fuera Marilyn. Me gusta caminar a pasito apretado, exagerando el vaivén de caderas, y busco una rejilla de metro si llevo una falda con vuelo. Me acuesto vestida de Chanel número cinco, el mejor amigo de una chica adorna mi anular, y mi cabello es platino porque ellos (todo el mundo lo sabe) siempre las preferirán rubias. Me enorgullecen las miradas de incendio que despierto en los hombres.
     Sin embargo, últimamente me angustia un murmullo interior que no reconozco como mío. Es como llevar por dentro a una mujercita de cristal sollozando. Me repite que soy una infeliz. Que ser un símbolo sexual es una carga muy pesada de llevar, sobre todo cuando uno está cansado, herido o desconcertado. Que vivir sola es como estar en una fiesta donde nadie te hace caso.
     No me preocupa si esta voz es real, porque en el fondo, tampoco yo tuve nunca la sensación de ser completamente verdadera. Lo peor de la muchachita de vidrio compungida es que algunas noches, temiendo romperse, comienza a gritar de pura desesperación y me impide conciliar el sueño.
      Por suerte hoy he conseguido que mi médico me recete barbitúricos.
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(Podéis jugar a reconocer, intercaladas y entretejidas con la voz de la narradora, algunas citas reales de Marilyn. Agradezco además que este relato haya sido seleccionado en el Concurso de microrrelatos sobre cine Arvikis-DragonFly para publicar en la antología de microrrelatos sobre Literatura y Cine de la que tendréis más noticias AQUÍ. )

El Hombre de Espejo.

"Sensibilidad", de Nathaniel Mather
    El Hombre de Espejo imita a la perfección los gestos de los demás hombres: amanece gruñéndole al despertador, sobrelleva el atasco tamborileando con los dedos, mira inquieto al reloj cuando se aproxima la hora del almuerzo. Puede emular con milimétrica precisión cualquier tipo de movimiento estandarizado, como saludar a la suegra con una sonrisa forzada, levantar los brazos ante el gol de su equipo o hacer el amor con su mujer los días previos a un festivo.

    Todo lo copia el Hombre de Espejo. Es tan lograda su mímesis, que suspira al pensar en una playa desierta donde bañarse desnudo. Que se le humedece la mirada recordando aquella casita que se añeja en el pueblo. Que frunce los labios cuando sueña con sacudirle el polvo de monotonía al corazón y regalarle a Natalia ese beso de amor renovado que los consuele del descenso al sepulcro. Tan perfecta su simetría, que algunas noches se desvela, como los demás hombres, cuestionándose por qué malgasta su propia existencia repitiendo la vida de otros. Tan absoluta y consolidada su tendencia a la refracción, que el Hombre de Espejo está leyendo estas líneas y no se ha visto a sí mismo reflejado en el cuento.
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(Este relato ha sido mencionado en el mes de junio en el concurso Esta Noche Te Cuento en el mes de Junio, que tenía por tema El Espejo. Un honor para mí. Podéis enlazar con los restantes premiados y finalistas AQUÍ)

Lo arropaba una voz.

Ilustración de Maki Hino
     El hombre tenía un oído tan sumamente fino que podía escuchar a su propia madre, fallecida cuando era niño. Solo debía pegar la oreja al armario y preguntar: "Mamá, ¿estás ahí?" La voz amorosa, como llegando de muy lejos, contestaba: "Sí, hijo mío. Abrígate mucho. No andes descalzo. No te fíes de los García, siempre fueron muy hipócritas...

     Así, día tras día, las palabras de la madre lo reconfortaban y aconsejaban en las vicisitudes cotidianas. Hasta que aquella mañana extraña el hombre no obtuvo respuesta. Entonces abrió el armario, buscó y rebuscó, y angustiado por no hallarle explicación al repentino silencio, entró de cuerpo entero. Curiosamente no sintió inquietud cuando se atrancaron las puertas, sino un sueño muy profundo. Se tapó con el abrigo de lana castaño y no sabe cuánto tiempo durmió, pero sí que lo despertó, del otro lado, una vocecita preguntando: 
     —Papá, ¿estás ahí?

La nada.


      Y por fin publiqué mi novela "La nada": 1500 páginas inmaculadas y sin una sola palabra, donde llevaba al límite la exigencia de que el lector se implicara en el texto incitándole de manera tácita a recuperar la historia que yo había tramado.

   La críticas fueron muy positivas. Excepto algunos disidentes que denostaron la inconsistencia de un par de pasajes, la mayoría elogió el engarce preciso del argumento y cierta rudeza en el estilo que encontraban transgresora. Los más exagerados hablaron incluso de la inauguración de un nuevo género y una nueva forma de entender la literatura. Nunca creí sinceramente en la veracidad de tales aseveraciones, pero lo importante es que el público apoyó decididamente el libro con su beneplácito y estipendio, y encabezó la lista de los más vendidos durante los dos años siguientes.

      Tras algunos premios, llegaría la película. Revisé cuidadosamente el guión folio a folio, no obstante, y aunque con ímprobos esfuerzos el equipo había reducido las 1500 páginas de la obra a solo 1130, la densidad argumentativa inherente al relato no cupo en la tradicional hora y media de metraje, y "La nada" ocuparía finalmente ciento ochenta minutos de pantalla en blanco. El público, siempre fiel, acudió en masa a la cita, aunque muchos consideraron que no conseguía captar del todo el espíritu original de la novela. A pesar de esto, la academia la bendijo en 2016 con varios Goya, entre ellos el de mejor película y mejor guión adaptado.

      En estos primeros tiempos me demandaban con asiduidad como conferenciante, y yo intentaba aportar alguna nueva idea sobre asuntos que ya había desmenuzado hasta la saciedad tanto crítico, tanto jurado, tanta reseña. Pronto resolví que era más inteligente (y también venía más al caso) permanecer callado y mirar directamente al auditorio durante el tiempo que se me hubiera requerido. Si la disertación finalizaba con una ronda de preguntas, solían sucederse los turnos de igual modo, entre manos alzadas y sesudos silencios. Al cabo fueron épocas felices, donde mi timidez habitual se acostumbró a los elogios de las grandes personalidades de la cultura hasta el punto de acabar por ni siquiera sonrojarme.

       Hoy mi novela es lectura obligatoria en 2º de Bachillerato. He de decir que la metodología con la que se aborda en las aulas no termina de agradarme, pues casi siempre las explicaciones son parciales y los alumnos realizan comentarios o resúmenes por capítulos, que consiguen reducir a una cuartilla completa y limpia con más o menos fortuna. Esta escisión impuesta desde fuera se me antoja artificial y rompe la estructura interna de la novela, provocando que se pierdan las abundantes relaciones anafóricas y catafóricas de la trama.

      Pero lo cierto es que tal éxito y tales circunstancias me permiten vivir con holgura, y muchos creen que esta es la razón de que no haya escrito la segunda parte de la obra, que me requieren desde hace tiempo editores y público. Huelga decir que no es ese el motivo de mi irritante sequía creativa. La admiración, tal vez la envidia, no les deja a ellos sospechar la verdadera causa; a mí la vergüenza me ha impedido confesarla. Solo mi psicólogo sabe del torrente de ideas que bulle en mi mente y de la imposibilidad de encontrar caudal lógico para desarrollarlas. De mis esfuerzos, de mi frustración, del temblor de mis manos, de los terrores nocturnos. Conocido el dianóstico, dudo si iniciar o no el tratamiento.

      Tengo el síndrome de la página en blanco.


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Agradecer a mi amigo Nicolás Jarqué la estupenda lectura de "La Nada" en el programa "La Radio en Colectivo", junto con otros relatos dedicados a los escritores y su mundo. Si queréis escuchar online el programa podéis acudir a esta dirección, donde os encontraréis interesantes relatos y buena música. Muchísimas gracias, Nicolás, no sabes el gusto que me ha dado escucharlo de tu voz.
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Este relato ha sido publicado en la antología 4 letras.

Primavera de microrrelatos indignados 2013. Como perros.

La Primavera de Microrrelatos Indignados pretende que durante tres días (21 de marzo, 18 de abril y 16 de mayo) la red se llene de microrrelatos indignados que denuncien el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo. Contribuyo en la última jornada de esta convocatoria con mi relato "Como perros". Ya sabéis. Nos vemos en la alambrada. 


             COMO PERROS.          

      Tras la estupefacción inicial, el señor Martín Álvarez suspira. Hace ya cinco años que se acogió a la iniciativa solidaria "Acoge a un parado", mediante la cual permitía, de manera completamente altruista, que uno o más desempleados trabajaran para su empresa. Lo convencieron la exención fiscal y el conmovedor eslogan de la campaña:


      Don Martín siempre se enorgulleció de sus apadrinados: tipos inteligentes (ingenieros, transportistas, abogados) que cuidaban sus negocios y sonreían si les rascaba tras las orejas;  hombres con el estómago cerrado tras años de inactividad laboral, que sobrevivían con sobras y dormían al raso. Inspirado por ellos y por su entrega se atrevió a sugerir a la Asociación una nueva frase publicitaria:


      Por eso no entiende la reacción de su último contable. Esta mañana parecía cansado y ha intentado espabilarlo de una patadita, pero en lugar de apurarse, Ramirito Pérez ha emitido un sonido sordo similar a un gruñido.  Los demás se han vuelto, atemorizados.

      Tras la estupefacción inicial, el señor Martín Álvarez suspira. Y le pega el tiro de gracia para que no propague la rabia.

"La ayudante del mago", en Lamicrobiblioteca.


Hoy he recibido una buenísima noticia: la microbiblioteca selecciona mi relato " La ayudante del mago" en el mes de marzo, y lo publicará en la ya conocida antología anual junto a textos de mi admirada Mar Horno, Pedro Herrero Amorós, Ernesto Ortega y el catalán Jordi Masó Rahola. Si queréis leer sus fantásticos relatos podéis pulsar EN ESTE ENLACE. Son todos buenísimos.

También dejo aquí mi aportación esperando que os guste.

LA AYUDANTE DEL MAGO.


La ayudante del mago lleva un vestido corto de lentejuelas, el moñito tirante, los labios muy rojos. Antes de cerrar la tapa arroja con sus palmas dos besos en el aire, y despidiéndose de su jefe, le guiña el ojo con una mueca exagerada. Nada por aquí, nada por allá, parece decir su pantomima al extender los brazos por encima de la caja, al certificar que no hay doble fondo, al comprobar, siempre graciosa, que ningún hilo invisible cuelga tramposo del techo. Cuando remata la vuelta su cuerpo se arquea como el de una bailarina, con la pierna atrás y los brazos elevados, y señala la esquina al decir: ¡Tacháaan! Mantiene congelada la sonrisa durante un largo minuto de tensión dramática. Pero no surge ningún humo inesperado, nadie aparece de repente por sorpresa: solo se sigue observando, empecinada y triste, la misma mancha de humedad. Entonces se desmadeja en el suelo y rompe a llorar desconsolada.

En el tanatorio ya está amaneciendo. Es la séptima vez que fracasa. Pero de nuevo se apoya en el féretro, y vuelve esa esperanza terca a iluminarle inútilmente los ojos, y la ayudante del mago se incorpora para intentarlo por penúltima vez.




"El microrrelato en el aula, en la Internacional Microcuentista"


La Revista Internacional Microcuentista publica un artículo mío esta semana: es un gran honor que hayan contado conmigo. El artículo habla de mi experiencia trabajando el microrrelato en el aula y de sus ventajas como recurso educativo, finalizando con diez micros de mis alumnos alrededor del tema "el pozo", y el interesado puede leerlo EN ESTE ENLACE.

Estoy esperando la oportunidad de llevarlos a la sala de ordenadores para que puedan leer vuestros comentarios y responderlos. Pero no sabéis lo que os agradezco a los que habéis dado unas palabras de ánimo a mis chicos, a los que habéis dicho que os gusta, a los que habéis destacado alguno de sus micros. Gracias Nicolás, Sara Lew, Beto,  Radon, Daniel, Mariángeles, Leo (menciono a estos porque a veces pasan por aquí), a mi recién conocido vecino,  y a todos los demás que han comentado, han sido muy especiales para mí vuestras palabras. Pronto los llevo para que ellos también las disfruten, un abrazo a todos y mi agradecimiento infinito.

Eterna incertidumbre.

(En ENTC, escribimos micros en el mes de marzo sobre el tema "2084". Aún estás a tiempo de dejar tu relato o leer las diferentes propuestas en este enlace. Aquí va la mía.)


   El desconocido me abordó diciendo que venía del futuro. Según su narración, un 13 de diciembre de 2084, ojeando periódicos antiguos, vio una fotografía mía y de él, cogidos de la mano en una galería. Como no me conocía siquiera, sospechó que algo había hecho mal en la vida, que el Universo le enviaba un mensaje, y construyó una máquina del tiempo para viajar hasta aquel instante exacto en el que nos encontrábamos y pedirme que saliéramos juntos conforme al destino.

 Nunca supe si era verdad o se trataba de una bonita historia para conquistarme. Pero accedí y, con los meses, la cosa cuajó y nos casamos. Vivimos felices hasta que el 13 de diciembre de 2084, ojeando periódicos antiguos, Antonio no vio ninguna foto nuestra en una galería. Entonces me dijo que sospechaba que algo habíamos hecho mal, que el Universo le enviaba un mensaje, y partiría a buscarme de nuevo para intentar recomponer nuestras vidas conforme al destino.

    Nunca supe si era verdad o se trataba de una bonita historia para abandonarme. A veces sonrío y pienso que, en algún tiempo, Antonio está posando conmigo desde esa galería. Y otras que, en algún lugar, Antonio cuenta a otra incauta la misma estupidez inverosímil.

Creer


Arrastrando los pies y hasta los cuerpos, se encaminan agónicos hacia la población que divisaron entre dunas. Pero llegando a sus lindes, a uno de ellos le mordisquea la duda del espejismo. La ciudad, envuelta en un polvo macilento de calima, se va desdibujando progresivamente ante sus ojos. Su amigo recorre con júbilo las callejuelas, bebe de las fuentes, entra en la tetería. Y mientras, él, que apenas ha conseguido alcanzar una plaza solitaria y borrosa, muere de deshidratación sobre la arena hirviente del desierto.

Este microrrelato ha sido seleccionado para formar parte de la antología Érase una vez... un microcuento, de Diversidad Literaria. Es un honor para mí compartir páginas con tantos conocidos y hasta queridos amigos como Érika Gómez Leandro, Ana Fuster, Beatriz Carilla Egido o Enrique Angulo, entre otros. De más seleccionados me iré enterando, porque la antología es amplia y apetecible. ¡Felicidades a todos!


8 de marzo. La receta.

Esta semana el Ayuntamiento de San Javier me ha hecho el honor de concederme el PRIMER PREMIO en su concurso de  microrrelatos sobre la mujer. Quiero compartir con vosotros el texto, La receta, acompañado de una ilustración de Leandro Lamas, un fantástico dibujante de mi ciudad, para celebrar este día de orgullo y reivindicación.


Día de la Mujer, Leandro Lamas.
LA RECETA.

El doctor receta para su depresión unos sobres de sueños, advirtiéndole que es ella quien debe rotularlos. Cada tarde, sentada con su marido, escribe: una casa grande, que María apruebe derecho, tener nietos... Vierte al zumo y revuelve las partículas oníricas, que forman una espiral efervescente y se disuelven. Bebe despacio, a sorbos, esperando que una lucecita de entusiasmo alumbre su mirada. Pero no mejora. Un día su marido duerme la siesta y se enfrenta dubitativa al sobre en blanco, intentando recordar la última vez que soñó sola. Al fin escribe con letra temblorosa: "ser capitán de barco", y bebe el sueño. Tras seleccionar cuidadosamente la tripulación, leva anclas e iza velas en su propio mar, bajo un nuevo cielo.

Microcuento ilustrado.

He tenido la suerte de participar en el proyecto "Microcuentos por la ciudad", una intervención urbana que consistirá en  repartir microcuentos ilustrados por autores locales en lugares concurridos de Monterrey (México). Como soy una admiradora del mundo de la ilustración, me ha hecho mucha ilusión que Alberto Sáenz haya escogido este cuentito mío para proyectar su visión dibujada del mismo. ¡ Me encanta su estilo! Así que, con su permiso, me lo traigo al blog. 


Ilustrado por Alberto Sanz.

Ícaro

Ilustración de Benjamín Lacombe.


- ¡No te acerques más al sol!- gritó papá. Pero ya la bombilla incendiaba las alas de la pequeña falena, y se despeñó al mar de la colcha.


Y como...

Y como ya no le quedaba nada que ofrecerle, se arrancó la piel y la abrigó con ella.



Nota: Juan Luis López me ha hecho el regalo de ilustrar este micro. Él es el amigo que todo cuentista querría tener: hace unos dibujos geniales y le encantan los micros, así que a veces uno puede tener esta suerte. No dejéis de visitar su blog, donde hilvana nuestras historias a sus trabajos y las deja preciosas, pero preciosas. Muchas gracias, Juan.

Madrugar.



Madrugar. Desayunar.Trabajar. Comer.

Madrugar. Desayunar. Trabajar. Comer. 

Trabajar. Una flor en el buzón.

Presa.


Aquella palabra tan culta soñaba con fugarse del diccionario y vivir libre, como una proscrita, corriendo de boca en boca.

El retrato.



Mañana se clausura la exposición itinerante y aún no sabe qué extraña fuerza le ha atado al banquito durante semanas, inmóvil, mirando el cuadro. La composición es simple: un rostro femenino que parece escudriñarlo, una ventana, un paisaje urbano que le resulta familiar. Pero cada día percibe nuevos detalles. Hoy atisba dentro de la cabina telefónica la figura borrosa de un hombre alto. De repente recuerda esa plaza de Vancouver, y llevado de un súbito impulso, sale del museo, toma dos buses, y alcanza el auricular al quinto repiqueteo. La voz suena dulce: "Estás muy lejos, cariño, acércate...". Regresa y obediente se aproxima al retrato, pudiendo advertir ahora, en las pupilas de la mujer, el reflejo escorzado de la habitación donde se encuentra. Un armario macizo y dos sillones rojos le permiten reconocer la pensión y no puede evitar acudir de nuevo. No le sorprende ya encontrarla allí, de cuerpo entero, aunque sí descubrir que estaba pintando. También verse a sí mismo en el lienzo, inmóvil, observando, sentado en el escabel del museo.
- Disculpa las prisas -dice ella-, pero hoy mismo debía terminarlo. Y gracias por haberte acercado al cuadro, cielo: tanta distancia me impedía apreciar el color exacto de tus ojos.

Aashka

(Este relato ha sido publicado en la revista Sea breve, por favor: AQUÍ.)


Algunas veces me incomoda mi miembro fantasma, ese brazo que no tengo. Es un dolor reumático e irritante, que me impulsa a rascar con una aguja de calceta bajo la inexistente escayola. Pero también es un dolor sinestésico. Porque me sabe a saltos en los charcos, a pirueta y a brinco, a libertad satisfecha. Es un dolor inmensamente feliz.
Curiosamente, mis otros miembros escindidos —la cabeza, mi otro tronco, las piernas por las que una vez corrió mi sangre— no me producen molestias. Solo sufro de ese brazo, el que nunca estuvo, el que jamás existió. Más curiosamente, ayer mi preciosa Aashka me comentaba que le sucede exactamente lo mismo. Y ambas nos reímos a un tiempo, porque aunque hace ya quince años que nos separaron con éxito, siempre seguiremos siendo hermanas siamesas simétricas.

Extraterrestres (III)



- Tranquila, hija. Subiré a ver.
Aún oía pasos en el piso superior cuando papá le puso la mano sobre el hombro.
- ¿Ves, cariño? No existen...
Otro papá le sonreía desde la cocina.

Silencio.


Mamá llora. Pero el gorrión se posa suave sobre mi pecho. Cierro los ojos. Dejamos de aletear.

A la tarde.


Están tan enamoradas la A y la Y, que cuando salen a pasear de la mano solo saben decir suspiros.

Vocación

(Finalista en el concurso Cuenta 140)


En escena, la acróbata vaginal aprieta el lápiz y escribe un hermosísimo poema. El público aplaude su talento. Nadie lee sus versos.

Todo esto está a tu alcance.


    Hace meses la ve al lado de la chimenea: es una mujer espigada, ante una luz intensa, con el pelo rojo, con estriadas alas de libélula. A veces, cuando se mueve, vislumbra entre las telas algunas sombras detrás: ha creído reconocer a su mujer, a su bendita madre, incluso al amigo del bar, con su sempiterno periódico bajo el brazo. Pero tiene miedo de ir a su encuentro.

    La mujer utiliza cualquier artimaña para llamarle. Susurra, cacarea, ulula, hay días en los que se impacienta y golpetea con el pie la tarima, otros llega a enfurecerse y le arroja pequeñas cuentas de río. Puede soplar un matasuegras, bailar con un sombrero raro al tiempo que arroja confetis y deshilacha serpentinas, o arrastrarse silbando como serpiente de campo. Esta mañana se entristeció ante su enésima negativa y se puso a sollozar como una chiquilla. Y ayer fue aún peor:  musitando "Ven ven, ven con nosotros, deja ya de sufrir", la mujer se despojó de su túnica y separó las piernas ofreciéndole su sexo abierto como ciruela mordida. 

    Sus promesas de un mundo mejor son tentadoras: le enseña atardeceres ambarinos, le ofrece uvas y martini, le sopla con frescor de brisa de menta o extiende amorosa ante la chimenea una mullida manta de pelo, según sienta calor o frío. "Todo esto está a tu alcance", le anima. Las fuerzas de él comienzan a flaquear. Un día se levanta del sillón y, mientras está entretenida desentonando La traviata, se le encamina despacio con una mueca de derrota y simplemente le tiende la mano. Cruzan. Ella le besa dulcemente en los labios y se desvanece.

    Al otro lado escucha un grito y siente la mano de su propia mujer apretando con fuerza la suya. Abre los ojos aturdido, la ve al pie de su cama de hospital y le cuesta reconocerla, tan desfigurado tiene el rostro por la mezcla de risa histérica y torrente de lágrimas. Se oye, alta y multiplicada, la palabra “enfermera”.

    Por fin ha salido del coma.



De brisa.

Ilustración de Mariana Massarani

Nuestra maestra de primaria estaba hecha de brisa. Y cuando nos contaba un cuento, los niños nos mecíamos como juncos del río.

La jaula.

Ilustración de Mario Segovia


Con cuidado extremo, borró los barrotes. El ruiseñor salió volando del dibujo, se posó en la estantería y le regaló su mejor trino antes de escapar por la ventana.

Micromitos I


- ¡Muchas gracias, mi amor!- le dice Teseo a Ariadna, escondiendo papel y lápiz en el bolsillo para hacerse luego su planito...

Un deseo.


Tiró la moneda al pozo y pensó: "Quiero, ser mayor". La moneda volvió envuelta en un papelito que decía: Tu deseo no vale. Sobra una coma.

Minimiedades. Internacional Microcuentista.


Internacional Microcuentista es una de las mejores (sino la mejor) revistas de la red dedicada al género mínimo. Si os gustan los micros, los nanorrelatos o cualquier tipo de brevedades no deberíais perdérosla.
Esta semana me han hecho el honor de publicar uno de mis micros.¡ Parece que los extraterrestres se me dan bien, y eso que jamás vi ninguno!
Muy ilusionada os invito a que deis un paseo por la revista, y como no, a que leáis mi mínimo. Es tan mínimo, que tardáis más en pinchar que en leerlo AQUÍ. EXTRATERRESTRES. ¡Espero que os guste! 

Marina.



Es medianoche. Llaman a la puerta del viejo farero. Es una sirena que, con ojos implorantes, le extiende papel y lápiz. Y luego un cuento de Andersen que rescató del último naufragio, al que le faltan las páginas finales.

Extraterrestres (II)

(Ganador del concurso "Cuenta 140". Este micro fue publicado en la revista de El Cultural (suplemento de El Mundo) 21-27 de diciembre 2012)


Era tan canijo y feo que me dio lástima. Pero al cogerlo dijo: "Iniciado el trasvase de cuerpos". Y me vi a mí mismo, sonriendo malévolamente.

De agua.


El bebé era un niño de agua y su madre lo dejó al sol mientras tendía la ropa. Los días de lluvia aún mira esperanzada en los charcos.

El método.



Al amanecer, Watson ve huellas bajo el balcón de su hermana. Aplica rigurosamente el método (puntera fina. Ceniza y barro. Talón izquierdo desgastado) y concluye que los zapatos no pueden ser sino de Holmes.

Jueves.

Ilustración de Caru Grossi

Mientras la maestra lee, Pablo se escabulle de la clase. Abre la puerta, entra en el cuento. Y es feliz con su príncipe para siempre jamás.

I'm here.


- I'm here- susurró en su oido el Anglicismo. La pequeña y dulce Palabrita castellana presintió su muerte, y se echó a llorar.

Vampiros



El vampiro se inclinaba hacia ella, mirándola hipnóticamente. Pero con un inesperado giro, la chica se abalanzó a su cuello y de un mordisco lo convirtió en mortal.

Piratas

(El texto también ha sido publicado en la revista de literatura La Esfera Cultural, que desde aquí recomiendo si no la conocéis, el 26 de enero del 2013. )



De niño dibujé con esmero un falso mapa del tesoro y lo escondí en un ladrillo de la chimenea. Aquella tarde, mi hijo lo encontró por casualidad, y se decidió a seguir fielmente sus instrucciones. En la playa, desde la roca con forma de oso, contó los pasos hasta el viejo roble. Giró noventa grados a la derecha y caminó el mismo número de pasos. Viró de nuevo, esta vez hacia la izquierda, y recorrió la mitad de esa distancia. Cogió la pala, excavó en la cruz, desenterró un cofre. En su interior, solamente una botella. En la botella, un viejo pergamino.  Apenas podían leerse las letras, de tan desgastadas por los años. Como yo le había enseñado, esparció un puñado de tierra sobre el viejo papel y sopló cuidadosamente para liberarlo de los restos. Repitió la operación varias veces. Poco a poco, salieron a la luz estas palabras: "Tu padre NUNCA fue un pirata".

Sed.


(Finalista en el concurso "Cuenta 140")

Cuando tiene mucha sed de bondad, Dios se acerca al pozo, arroja el cubo, y extrae el alma líquida de un niño inocente.

Efecto mariposa.



 En la pantalla, bates tus pestañas dulcemente. Y a mil kilómetros de tu gesto, se desencadena un terremoto en mi corazón.

Arena

(Finalista en el concurso "Cuenta 140")

En la playa reconoció sus propias huellas, alejándose con las de su mujer. Pero él jamás había estado allí. Y su mujer había fallecido.

Luna

Ilustración de Rosario Cifuentes

Era tan hermoso su reflejo del pozo, que la Luna se quedó fija en el cielo. Así fue languideciendo. 
En el lugar de su muerte crece un farolillo chino.

Niño prodigio


Poca gente sabe que, de niño, Pierre 

Menard escribió la primera versión de su

"Quijote". Este texto recreaba fielmente una

adaptación de Vicens-Vives.

En plato caliente.




Harta de que no aceptaran su ingreso en el diccionario de la R.A.E., aquella palabrota decidió vengarse saliendo de la boca de un académico.

Un libro.


Estaba leyendo "El Principito", y me creció un baobab en el corazón.

Tocar el Sol


Debajo de la incredulidad. Debajo de la rabia. Debajo de la angustia y de las lágrimas estaba la envidia mordiendo en el corazón de Dédalo.