La INTERNACIONAL MICROCUENTISTA nos propone, para el mes de septiembre, escribir relatos inspirados en esta fotografía de Rosa Delia Guerreo.
A mí me ha sugerido estos tres. Si alguien pasa por aquí hasta puede elegir el mejor... o el peor.
AMAR EL MAR.
Le llamábamos jocosamente “el Argonauta” porque, viviendo en el interior, había comprado una chalana. Enamorado del mar, cada mañana subía a bordo y fantaseaba con el Caribe.
Un camión arrolló su embarcación. Su cuerpo salió despedido para luego precipitarse y sumergirse en el asfalto. Lo vimos hundirse, anquilosado como peso muerto, pero inesperadamente comenzó a bracear y su cabeza boqueando emergió del pavimento.
En vano le arrojamos una rueda de repuesto: Antonio estaba ya chapoteando en puro éxtasis, cruzando a crol y mariposa la calzada, buceando maravillado, haciendo volteretas, ajeno incluso a la aleta amenazadora que avanzaba por la avenida.
DESIGNIOS.
Los hijos de pescadores son huérfanos de nacimiento. Pierden al padre cada día, porque faena, regresa cansado y duerme para poder despertarse antes de que asome el sol. A los hijos de pescadores únicamente los abrazan sus madres, y las nanas que les cantan siempre saben a ausencia. A menudo las barcas zozobran sin dejarles siquiera la espuma de unos cuantos recuerdos celestes.
Pero los hijos de pescadores cumplen fielmente con un extraño designio salino, y sus mujeres, melancólicas, acaban pariendo solas a otro hijo de pescador. Algunos creen que es la genética.
Otros ya saben que es el mar.
LA BARCA.
—Existe un fascinante fresco copto de Chelias, en el Alto Egipto, que representa una barca en forma de media luna, a bordo de la cual tres personajes se dirigen irremediablemente hacia las fauces de un monstruo antropófago. La figura central mira de frente, iluminada, serena frente al inexorable destino. A ese hombre no lo ha doblegado la muerte, mamá: es un héroe.
Ella asiente, orgullosa del hijo erudito, pensando que compensaron tantos sacrificios económicos y días de nostalgia aguardando que su marido regresara del mar. Aunque a veces no consiga entenderlo del todo.
—Entonces… ¿lo encontraron vivo?
—No, mamita. No.
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Edito para comentar con mucho orgullo que la Internacional Microcuentista, en particular el jurado de este mes Francesc Barberá (a quien agradezco infinito) ha escogido uno de los tres como ganador, que se publicará como mes de Septiembre en el Calendario Microcuentista, un proyecto que me hacía una ilusión tremenda. Y no, no fue el que salió en el blog como preferido, sino "Designios" el que gustó más a Barberá. Estoy muy contenta, mucho, de participar en el calendario.