Primavera de Microrrelatos Indignados: el libro.


Hubo un tiempo en que nos lanzamos a la calle y a las redes, protestando contra la situación política que nos tocaba vivir. Quiero pensar que todavía queda mucho de aquel espíritu que en 2013 y 2014 nos hizo participar en una iniciativa consistente en escribir nuestros Microrrelatos Indignados.Hoy, gracias a la labor de  Juan Fran Núñez Parreño, que ha reunido y maquetado todos los relatos, ilustraciones e imágenes que participaron en las Primaveras de Microrrelatos Indignados de 2013 y 2014, se puede descargar el libro en ESTE ENLACE. Participo en esta recopilación con el relato "Como perros". La descarga se realizará mediante la plataforma Bubok y costará 1,21 €, todos los beneficios obtenidos con las descargas se entregarán periódicamente a la ONG AGUA PURA.

Tecnología viva.

(Hoy agradezco a LA ESFERA CULTURAL el haber publicado un cuentito mío.)

Ayer compré un dron ultraligero con una estupenda cámara de 300.000 píxeles. Estaba aprendiendo a manejarlo en la salita y de pronto quedó suspendido en el aire, sin atender a los mandos, emitiendo un zumbido inquisitivo frente a la jaula del canario. A continuación realizó un looping nervioso y volando en barrena la emprendió iracundo contra las figuritas de Murano, la televisión de plasma e incluso aquel jarrón chino que nos había regalado mi suegra. "Seguro que tiene un virus", estaba yo especulando cuando enfiló furiosamente hacia mi señora y tuvimos que parapetarnos con urgencia tras la butaca. El dron, visiblemente ofendido, giró sus hélices con reprobación y nos tomó un par de fotografías acusadoras, de frente y de perfil. Después cruzó la estancia ejecutando algunas acrobacias victoriosas, remontó el vuelo hacia la jaula y extrajo un pequeño gancho de su tripa metálica para abrirle la portezuela a Panchito. Ambos huyeron juntos por la ventana abierta, a velocidad de crucero, revoloteando felices entre jubilosos trinos y alborozados pitidos bajo la luz dorada de una maravillosa puesta de sol. Yo no hubiera estado tan disconforme con aquel cinematográfico desenlace, pero mi mujer prefirió el de siempre: 
—Ya te lo dije yo.