Reincidente (Primer finalista en Sants)


Papá se muere todos los meses. Desde hace diez años. Normalmente a primeros. Algunas veces papá aparece colgado en la salita, con los ojos granates como cerezas podridas y la lengua floja. Otras sobre las baldosas de la cocina, las miguillas de los sesos acribillados desligándose en una charca grumosa. Hay días que me topo con su cuerpo hinchado y azul en la bañera. Y a menudo (esto lo detesto) papá está desnudo, despatarrado sobre la cama como un cristo obsceno y huérfano, con una cascada púrpura brotando sin redención del tajo abierto en su costado.

Los cadáveres de papá, cada vez más viejo, se apilan en el desván. Ordenados. Los metemos  en cubetas de formol, por los olores, antes de que se descompongan. Siempre nos deslomamos por tenerlo todo impoluto, ¡faltaría más! Es fanática de la limpieza y el orden mamá. Fanática.

Hay meses esperanzadores, tardones, en los que me ilusiono cuando se acerca mediados. Pero mamá acaba compareciendo puntual y primorosa, su faldita almidonada, su nueva adquisición anudándole con alborozo la cintura.

—Cariño, te presento a Víctor. Puedes llamarle papá.

Después saca el retintín coqueto.

—Si papá no recoge tú me avisas, ¿eh?...  ¡Faltaría más!
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Este relato quedó primer finalista en el III Certamen de Microrrelatos Fantásticos y de Terror de Sants, al que se presentaron 640 historias con el ánimo de intranquilizar al más valiente y peludo. Si queréis leer al ganador y a los otros 12 escogidos para la final, podéis pulsar EN ESTE ENLACE. 

Amarrada (ganador trimestral de Wonderland)

Menciona los berberechos, que me pierden, y decido tirar del hilo de la conversación. Pero asoma anudado un bogavante que cató en Coruña. Uno a uno, prendidos al cordón, saltan después los jugadores del Deportivo, la afición y hasta Riazor. Me asusta un autobús emergiendo repentinamente de aquellas fauces, pero lo perderá si no emigra enseguida. El hilo, culebrilla prófuga, serpentea prolongándose calle abajo. Y me quedo triste, con ese ovillo menguante entre mis dedos, implorando que él nunca se aleje tanto para tener que soltar el cabo. Porque quizás mañana, con algo de suerte, aparezca enredado un te extraño.

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Este año estoy teniendo suerte con los reconocimientos, cosa que siempre anima a escribir. "Amarrada" ha sido el texto ganador trimestral de Wonderland, con accessit para Xavier Ximens.  Podéis leerlos EN ESTE ENLACE

El autómata... (seleccionado en ENTC 2015)

(Este texto ha sido mencionado y después seleccionado en Esta Noche Te Cuento, en una convocatoria cuyo tema era EPITAFIOS, para formar parte de la antología final con los mejores textos que se presentan a este concurso. Para leer otros seleccionados y mencionados se puede ir AQUÍ.) 

EL AUTÓMATA, MI HIJA LAURA Y LA MENTIRA QUE GRABÉ EN SU TUMBA.

Conocí al autómata en una fiesta universitaria. Deslumbrada por su envergadura y su impasibilidad ante los contoneos femeninos, resolví ser taxativa alargándole un mojito que aceptó automáticamente. Me enternecería tanto su falta de disidencia durante los meses siguientes que al año acabamos casándonos: el autómata reluciente y tieso, yo trémula como un mimbre alborozado. Y tuvimos una hija dulcísima que un septiembre marchó a Londres para estudiar escultura.
En febrero sostuve las manos tronchadas de Laura en la aséptica UCI del Wellington Hospital, suplicando su recuperación mientras mis entrañas aullaban. El autómata se quedó en casa calentando precocinados. Una prima mía, adicta a las gangas, aprovechó entonces para abordarlo y él consintió, mecánico, quizás por no oponer resistencia. Lamía obedientemente sus muslos cuando aquel zigzag verde se tensó como un látigo.

     Hasta marzo no conectaron sus móviles.

     Le mentí a mi hija en su agonía, en su misma esquela, en su propia lápida, repitiéndole: “Te queremos”. Ni Laura, ni mi matrimonio ni yo pudimos sobreponernos al accidente. El autómata sí, por supuesto: él estaba programado para superarlo todo.

     Se llama Ramiro Grandal, 49 años, natural de Huesca. Aviso por si alguna lo encuentra y lo confunde con un ser humano.